En el momento adecuado para que el agresor pueda actuar con el menor riesgo posible<\/li><\/ul>Estas tres variables tienen a su vez una serie de subvariables que permiten identificar cu\u00e1ndo somos la persona adecuada, qu\u00e9 hace a un entorno apto y qu\u00e9 determina el momento indicado para ser agredidos.<\/p>
El total de ellas constituyen las predisposiciones victim\u00f3genas, un concepto extra\u00eddo de la Victimolog\u00eda que indica aquellos aspectos que hacen a una persona en mayor o menor medida atractiva a los ojos del delincuente.<\/p>
El caso de Lidia que relatamos al principio sirve para ejemplificar: <\/p>
V\u00edctima adecuada: <\/strong>la v\u00edctima preferida de los secuestros expr\u00e9s son mujeres solas o con ni\u00f1os. Una mujer saliendo de un banco ofrece dos aspectos sumamente atractivos: tiene dinero y baja capacidad defensiva.<\/p>Entorno adecuado:<\/strong> el estacionamiento en las cercan\u00edas del banco era un s\u00f3tano, lugar por lo general aislado y con pocas rutas de acceso, es decir, poca probabilidad de escape, ayuda y facilidad para emboscar.<\/p>Momento adecuado: <\/strong>debido a la hora hab\u00eda poco tr\u00e1fico. Seg\u00fan las estad\u00edsticas, es por la ma\u00f1ana cuando tienen lugar la mayor\u00eda de los secuestros expr\u00e9s.<\/p>Algunas predisposiciones son permanentes y dif\u00edciles de cambiar ya que son intr\u00ednsecas a nuestra persona o tipo de vida, hay otras que son temporales y por ende modificables. Bajo este concepto, todos tenemos una serie de predisposiciones “latentes”, que se activan en determinados circunstancias. <\/p>
El conocimiento y manejo de estas predisposiciones reducen el factor de riesgo a la hora de salir a la calle. Luego de algunos ejercicios sobre papel que no llevan m\u00e1s de 20 minutos en contestar, el participante de nuestros cursos es capaz de identificar sus propias predisposiciones y hacer algo al respecto. <\/p>
El resultado es un cambio de conceptos al que esperamos que usted tambi\u00e9n haya llegado: <\/p>
V\u00edctima no es un membrete, sino una cachucha que llevamos puesta y que se hace m\u00e1s visible a nuestro agresor en determinadas situaciones\u2026 Y el grado de visibilidad de esa cachucha es algo que est\u00e1 bajo nuestro control.<\/p><\/blockquote>
<\/span>Si me parezco a una, probablemente sea una<\/span><\/h2>
No podemos explicar todo el proceso de c\u00f3mo determinar el factor de riesgo personal. Pero si ha comprendido el concepto de que ser v\u00edctima m\u00e1s que un asunto de azar tiene que ver con la suma de una serie de predisposiciones, seguramente sabe que puede hacer muchas cosas al respecto.<\/p>
Una de las cosas m\u00e1s sencillas es comenzar por intervenir una de las variables que m\u00e1s evaluar\u00e1 su agresor al salir a la calle: la apariencia.<\/p>
La apariencia es mucho m\u00e1s que la idea simplona de decir que si usted sale a la calle con un reloj de oro lo m\u00e1s probable es que lo asalten. Por apariencia se entiende:<\/p>
- La manera como ofrezco un buen bot\u00edn, tanto material como personal para el delincuente. <\/li>
- La forma en que expreso mi capacidad para anticipar y frustrar cualquier intento de agredirme evitando que me tomen por sorpresa. <\/li>
- La forma en que expreso mi capacidad para defenderme en caso de ser necesario. La forma en que expreso el grado de autoconfianza para hacer uso de todos los recursos que poseo para defenderme.<\/li><\/ul>
Son precisamente estos cuatro factores de la apariencia lo que determinan si usted es elegible entre la inmensa cantidad de gente que sale a la calle. <\/p>
No sin raz\u00f3n se dice que una persona contribuye a su victimizaci\u00f3n de tres formas: incitando al criminal actuar, facilit\u00e1ndole la tarea o haciendo que la elijan. Coloque a una persona con estos factores de apariencia dentro de un entorno peligroso y las consecuencias ser\u00e1n obvias. <\/p>
<\/span>El h\u00e1bito hace a la v\u00edctima en potencia<\/span><\/h2>A despecho de lo que dicen muchos, la apariencia de “no v\u00edctima” no es algo que puede ser fingido por m\u00e1s que saque el pecho y ponga cara de pocos amigos. <\/p>
Al final de cuentas, la apariencia no es m\u00e1s que la proyecci\u00f3n de lo que somos. Si no existe el h\u00e1bito de mantener conciencia del entorno, el compromiso personal a hacerse responsable por la propia seguridad siendo conscientes de nuestras predisposiciones, si no confiamos en nosotros para manejar situaciones de riesgo ni tampoco desarrollamos destrezas de supervivencia, dif\u00edcilmente podamos romper con el h\u00e1bito de pensar y actuar como v\u00edctimas. <\/p>
Acabar con la mentalidad de v\u00edctima pasa por romper con seis formas de pensar caracter\u00edsticas de este tipo de personas:<\/p>
La negaci\u00f3n: <\/strong>Hoy d\u00eda muy pocas personas se consideran a salvo de la delincuencia. Pero pensar que “eso no me va a pasar justo hoy” es una trampa en la que caemos y gracias a la cual dejamos de tomar precauciones frente a se\u00f1ales de peligro que son obvias. Si cuando est\u00e1 en la calle hay algo que le preocupa – las famosas “corazonadas” – lo m\u00e1s probable es que sea cierto. Negarlo es llegar de un jal\u00f3n a decir luego “esto no me puede estar pasando”.<\/p>La apat\u00eda:<\/strong> Al igual que aprender a nadar, manejar o saber algo b\u00e1sico de primeros auxilios, tener y mantener un m\u00ednimo de destrezas en seguridad no le hace da\u00f1o a nadie. Para aquellas personas cuyo trabajo implica un factor de riesgo alto (polic\u00edas, vigilantes, choferes, personal de calle, altos ejecutivos), la apat\u00eda hacia el entrenamiento es una invitaci\u00f3n al desastre.<\/p>La sobrevaloraci\u00f3n:<\/strong> algunos lo llaman exceso de confianza t\u00e1ctica y no es m\u00e1s que pensar que somos una especie de seres superdotados cuyo entrenamiento nos hace inmunes a las balas. <\/p>El temor a ser juzgado:<\/strong> la preocupaci\u00f3n por mostrarse “paranoico” o “miedoso” tanto a los dem\u00e1s como a s\u00ed mismo. Una cosa es ser un obsesivo con man\u00eda persecutoria y otra muy distinta es sentir – y expresar – desconfianza cuando es necesario. El temor al juicio (o al autojuicio) es precisamente lo que nos lleva a la imprudencia.<\/p>La autodescalificaci\u00f3n: <\/strong>contrario a la sobrevaloraci\u00f3n, es considerarnos seres absolutamente indefensos e incapaces de lidiar con la violencia. Esta forma de pensar por lo general est\u00e1 vinculada a personas con un alto valor de la vida, gracias al cual la idea de hacer da\u00f1o a otros o recibirlo durante un enfrentamiento es rechazada de plano. Pero hasta el animal m\u00e1s peque\u00f1o se convierte en una fiera si tiene que hacerlo.<\/p>La resignaci\u00f3n:<\/strong> asumir que no est\u00e1 en nuestras manos protegerse de la delincuencia, quejarse de la falta de seguridad y de la ineficacia de la polic\u00eda sin hacer nada al respecto por nosotros mismos, creer que es un asunto de azar (“cuando te toca te toca”) o decisi\u00f3n de un Poder Divino si hoy nos toca o no, es asumir que somos v\u00edctimas a la espera de que algo suceda para confirmar que definitivamente no hay nada que podamos hacer.<\/p>Compartir contenido:<\/strong><\/p>\r\n\t
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