La violencia en manos de un delincuente en la calle es apabullante, destructiva, pero no sorpresiva. Se puede ver venir y con enfoque de adiestramiento en seguridad adecuado puede ser manejada. Pero esto es mucho más que tips preventivos, técnicas de defensa personal y comprarse una pistola.
Durante años le hemos metido el ojo a fondo a los escenarios de riesgo más comunes al ciudadano:
- Robos a mano armada
- Secuestro exprés
- Agresiones sexuales
- Peleas en la calle (altercados violentos planificados o no)
En nuestra experiencia, para lidiar con ellos es necesario manejar una metodología que nos permita desarrollar hábitos preventivos, a la vez que nos prepare para reaccionar a tiempo ante los riesgos que podemos enfrentar. Esto requiere un enfoque articulado, donde cada pieza engrane con la anterior y en su conjunto ensamble un plan de seguridad personal.
Nuestro enfoque de adiestramiento en seguridad se basa en bloques temáticos que engranan ese plan, donde cada uno aborda momentos distintos ante las situaciones de peligro: antes de que suceda, cuando está sucediendo y una vez pasada la crisis.
Primer bloque: Prevención y planificación
Las cosas no suceden al azar en la calle. Si nos ocurren, es porque de alguna manera entramos en confluencia con todas las variables que hacen posible un delito de oportunidad.
La primera parte de nuestro enfoque se basa en enseñarle tres pilares clave:
- Aprender a vivir con la idea de que la violencia es una probabilidad ante la que hay que prepararse.
- Entender qué hace posible que un delito se cumpla y de qué manera aportamos a esa ecuación. No todo el tiempo nos exponemos, pero debemos aprender a detectar cuándo y cómo nos convertimos en la mejor opción posible, con la suficiente anticipación para hacer algo al respecto. Aprender a identificar estas variables es clave en nuestro enfoque.
- Si sabemos cuándo y cómo nos exponemos, podemos identificar lo que llamamos Momentos de Exposición, situaciones en las cuales es más probable que nos sucedan las cosas a lo largo del día. Cada uno de nosotros tiene Momentos de Exposición distintos.
Si puede identificar sus Momentos de Exposición, puede planificarlos y crear procedimientos sencillos para abordarlos. Con el tiempo esta planificación se vuelve un conjunto de conductas y hábitos que lo mantienen seguro en la calle, porque lo convierten en la opción más difícil a los ojos del delincuente.
Nuestro enfoque comienza por entrenarlo allí, en esa capacidad para saber qué es exactamente lo que lo expone, qué hace determinados momentos de su día especialmente peligrosos y, sobre todo, qué puede hacer al respecto. Entonces comienza a depender más de su plan que de la suerte.
Segundo Bloque: DETECCIÓN Y Anticipación
El que se haya planificado para que no le sucedan las cosas no lo exime del riesgo de que efectivamente pasen. Debe ser capaz de detectar a tiempo el peligro, a fin de poner en marcha el plan antes de que sea demasiado tarde.
En la calle la velocidad de respuesta importa y va a estar determinada por lo rápido que detecte la situación y acepte que está metido en problemas. Como dicen, el desenfunde más rápido es tener la pistola en la mano antes de que explote la crisis.
Detectar a tiempo le permite entender mejor la situación, elegir cómo instrumentalizar su plan y estar un paso por delante de la curva de reacción del agresor.
Pero la capacidad de detectar a tiempo es una destreza que debe aprenderse, no simplemente “Estar atento en la calle”, como nos dicen. Es un asunto de método y hábito raras veces explicado a detalle.
En nuestros entrenamientos, la capacidad de detección la enseñamos para identificar a tiempo el intento de aproximación del sujeto peligroso y no permitir que el abordaje suceda. Pero si sucede, debe aprender a anticipar un desenlace violento.
Nuestro enfoque de adiestramiento en seguridad combina ejercicios para el desarrollo de hábitos de observación, la capacidad de leer señales de pre contacto, indicadores de lenguaje verbal y corporal y catalizadores del contexto que puedan hacer que una situación degenere en violencia. Nuestra meta es que la violencia no lo tome por sorpresa, a fin de que pueda llevar a cabo la siguiente fase:
TERCER BLOQUE: DECISIONES Y ACCIONES
Bien sea que detecte a tiempo el peligro o que ya lo tenga encima, alguna decisión va a tener que tomar y la eficacia de ella es qué tan articulada está como un plan.
Ante una situación de riesgo todos tenemos sólo tres opciones posibles, que en nuestro enfoque llamamos Estrategias:
- Huir del sitio
- Rendirse y tratar de buscar una solución conciliada con el agresor.
- Defenderse.
Cuál acción vaya a elegir es un asunto estrictamente personal que se basa en el análisis de por una parte el balance entre lo que arriesga vs el valor de lo que protege y por la otra qué tan tácticamente viable es esa opción. Pero para que estas estrategias sean eficaces y no simplemente un anhelo desesperado, necesitan dos cosas:
- Tácticas: Un plan a seguir. Por ejemplo, si usted piensa huir la pregunta necesaria es ¿Para dónde?
- Técnicas: Destrezas, o la habilidad de llevar a cabo ese plan. Por ejemplo, si no le queda otra opción que conciliar, necesita saber hablarle a un sujeto violento. Si va a defenderse, necesita las herramientas para ese plan y la habilidad para llevarlo a cabo.
Por último, necesita saber manejar la post crisis, esas primeras acciones una vez resuelto el peligro inmediato; cómo atenderse heridas, a quién llamar, cómo manejar enemigos heridos más no caídos en la escena, presencia policial, aspectos legales…. Esto no termina hasta que halla llegado a su casa.
Este enfoque se va enseñando mediante cursos online, charlas e interacciones personales donde cada tema engrana el anterior. Piense en el como un pénsum de estudio.
Si quiere saber un poco más sobre nuestro enfoque, le invitamos a revisar la sección de Artículos o visitar nuestros cursos online.