Redes sociales, crisis de relaciones públicas y protección a ejecutivos: el enredo en el que ningún gerente de seguridad quiere meterse

La sencillez del plan resulta hasta ofensiva: contacte a un social media manager, quien le publica a solicitud un post que mezcla algo de verdad con un montón de calumnias en las diez o veinte cuentas que maneja de forma anónima. Luego, simplemente siéntese a mirar cómo el algoritmo de las redes hace su magia y destruye por completo al blanco de la campaña.

Si quiere ahorrarse un dinero puede hacerlo usted mismo, elija un tema que genere pasiones – léase likes, comentarios, repost y mensajes reenviados en redes sociales -, puede ser sobre política, religión, abuso de menores, medio ambiente, maltrato animal, corrupción… Ahora proceda a acusar al blanco de su campaña del algún delito en este campo. Mezcle verdades con mentiras y póngalo a rodar.

Viralice el mensaje, use el algoritmo a su favor, genere interacciones, haga que la gente lo comente. Métalo en los trending topics del día. Y si no sabe cómo para eso hay especialistas que lo pueden ayudar de manera anónima.

Así, con un poco de creatividad, tiempo, dinero y mucha malicia, acaba de hacerle la úlcera más grande a los encargados de la protección de esa persona, quienes aún sin entender qué diablos sucedió, les acaba de explotar una crisis de seguridad en la cara que va creciendo de forma proporcional a la viralización del mensaje.

Este texto, apreciado colega, es para ponerlo al día en un fenómeno que es cada vez más frecuente.

Ese es un problema de relaciones públicas, no de mi departamento

Pues no y mientras más rápido lo entendamos mejor. En esta época de redes sociales los ataques mediáticos tienen un efecto potente en la integridad de la organización y sus ejecutivos:

  • Pueden disparar ataques contra las instalaciones: vandalismo, manifestaciones de odio, bloqueo de accesos y rutas.
  • Pueden disparar ataques contra los procesos de negocio: boicots, litigios, procesos penales, bloqueo de capitales.
  • Pueden disparar ataques contra trabajadores y directivos: Agresiones físicas, escrache, intentos de asesinato. Si no me cree pregúntele al Servicio Secreto cómo van las cosas con Trump.
  • Meten a la empresa y sus directivos en el radar de grupos delictivos: extorsionadores, secuestradores, grupos parapoliciales, vigilantes, organizaciones extremistas.

Que las campañas mediáticas afectan la seguridad no es nuevo. Lo novedoso es:

  • La velocidad y la eficiencia que tienen con el actual ecosistema de medios de comunicación. Estos mensajes pueden hacerse tendencia en horas y mantenerse en el tope de la agenda noticiosa por semanas.
  • La capacidad que tienen de presionar a autoridades y grupos de afectados para que se movilicen a tomar acciones, sean justificables o no.
  • La poca capacidad de contención que tiene quien se defienda de ellas.

En la época de los medios impresos y los canales de TV era más simple: llamaba al jefe de redacción o editorial, se reunían a puerta cerrada, quizás convocaban a una rueda de prensa y se manejaba la crisis. Trate de hacer eso ahora con un mensaje que se viraliza a punta de comentarios y bots con cada hora que pasa.

Y con cada hora que pasa, sube la probabilidad de que uno de los cuatro tipos de ataques mencionados arriba suceda.

Tómeselo en serio desde el principio

Como vemos, un post mal intencionado puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza si no se ataja a tiempo. Lo invitamos a ver el fenómeno desde esta óptica:

A las empresas y sus ejecutivos no los atacan de gratis. Algo tiene que estar sucediendo en su entorno; reducción de presupuesto, despidos, rescisión de contratos, cierres, accidentes laborales, litigios, peleas por cuotas del mercado, control de materias primas, problemas sindicales, etc. Las campañas mediáticas forman parte de la enorme lista de riesgos a los que se expone la empresa y sus directivos cuando navegan aguas turbulentas.

Si su organización navega por allí, espere un embate en este sentido.

Las campañas mediáticas tienen tres efectos en la seguridad de la organización y sus directivos; 1) magnifican la crisis por la que navega 2) Hacen a la empresa más visible y 3) Motiva o justifica acciones contra ella. Y esto, colega si es tema de su departamento.

Las campañas multiplican no sólo la probabilidad de un ataque al ejecutivo, sino su naturaleza. Ahora no sólo lidia con un secuestro clásico, sino con la probabilidad de detenciones arbitrarias, extorsiones o que cualquier desconocido decida tomar la justicia en sus manos, lo que puede ir desde gritos hasta disparos.

El plan

Toda crisis tiene sus aristas, pero en términos generales esto es lo que le sugiero cuando caiga en una:

El monitoreo es clave. Si la empresa navega por aguas turbulentas, debe haber seguimiento de medios informativos e identificar rápidamente estas campañas cuando se inician y hacerles seguimiento.

Es un juego en equipo: el comité de crisis es fundamental y debe tener pensado cómo abordar el tema desde todas las aristas: comunicacional, legal, financiero, logístico y de seguridad. Esta es una crisis que involucra a toda la organización, no a un solo departamento.

Tenga a la mano asesores. En mi experiencia hay tres tipos que necesita: expertos en crisis comunicacionales, abogados y especialistas en protección a personas. Estas tres áreas van a plantear marcos operativos que le ayudarán a cerrar filas para contener y actuar frente a un ataque.

Refuerce anillos de seguridad. Esto va tanto para los directivos como para las instalaciones. Los protocolos de manejo de personas violentas en las instalaciones, patrullaje, rutas y traslado de ejecutivos se vuelven especialmente sensibles en estos momentos.

Monitoree del clima interno y el ecosistema de la organización. Trabajadores, clientes, proveedores, socios, competidores, aliados, inversionistas. La crisis se puede complicar mucho en cualquiera de estos entornos.

La alerta temprana es fundamental. Es aquí donde sus protocolos de contra observación pagan dividendos a la hora de detectar personas con malas intenciones en las inmediaciones de la empresa, residencia o sitios comunes donde hacen vida los directivos. Lo peor que le puede pasar es meter a su directivo justo donde lo estaban esperando. Sólo un consejo: esto no es simplemente contratar un servicio de avanzada motorizada para que llegue antes a “chequear” si la zona es segura.

Espero le sirva.

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