Secuestro Exprés es uno de los temas que más abordamos en charlas y cursos entre nuestros clientes. Aprender a lidiar con el problema requiere entender algunas características clave.
Sábado 11 de la noche. Luego de dejar a su novia tras una visita al cine y cena rápida, Sergio se va a casa. La calle está prácticamente sola, pero la costumbre lo lleva casi que en piloto automático a manejar por los caminos verdes, cosas de vivir en una ciudad eternamente congestionada.
Calles estrechas, algunas con derrumbes, pero nuestro conductor está más pendiente de llegar a casa que de los dos carros que lo vienen siguiendo cuadras atrás. Uno de ellos le hace cambio de luces y Sergio lo deja pasar. De pronto, el carro se lanza contra el suyo. Sergio supone que es un conductor ebrio, gira el volante contra la montaña para esquivarlo y frena para evitar mayor daño. Totalmente interceptado no nota al segundo carro que se para por detrás para evitar que se escape de retroceso. Comienza a darse cuenta de que quizás no es un borracho cuando en vez de uno se bajan dos tipos armados y le gritan “Quieto”. “¡Fue un accidente!”, grita Sergio aún creyendo que se trata de un choque. Acaban de secuestrarlo…
Los secuestros exprés están entre los fenómenos de mayor crecimiento en el ritmo delictivo de los últimos años. Son negocios rápidos, que se cobran por miles y conllevan menos riesgos que otros delitos de oportunidad como el atraco. Requieren logística mínima en comparación a otros delitos: cuatro hombres, dos carros, algunas armas cortas, un celular y ya se tiene armada una banda. Lo mejor, siempre hay víctimas disponibles.
El secuestro exprés tiene un criterio de selección amplio
A diferencia de procesos extorsivos o secuestros organizados, casi que exclusivos de personas con alto poder adquisitivo, el secuestro exprés es un problema que toca desde altos ejecutivos hasta al personal básico en una empresa. Este no es un delito que sólo padecen personas con dinero.
El estándar del secuestrador es amplio; puede llevarse a un empleado desprevenido en un día de quincena, hasta las joyas, armas, efectivo y computadoras que la familia económicamente más holgada de un alto ejecutivo pueda suministrarle. Se trata de aprovechar la oportunidad de obtener un buen botín rápido y sin complicaciones. El hecho de que usted no se ponga prendas de oro o maneje un carro común no lo salva de exponerse.
El secuestro exprés es un delito de oportunidad, no de planificación
Ninguna banda de secuestradores quiere que usted se coordine con sus familiares ni mucho menos llame a la policía. Lo primero que van a querer hacerle creer es que saben que lo tienen infiltrado de todas las formas posibles y que desde hace meses vienen planificando la captura.
Pero montar una operación de secuestro, con labores de inteligencia con informantes, seguimientos, teléfonos pinchados y policías comprados cuesta mucho más dinero de lo que una familia promedio puede juntar una noche. A menos que su poder de pago pueda financiar esos esfuerzos, lo más probable es que se haya topado con una banda de delincuentes comunes dedicada a la modalidad exprés con una logística mínima.
En un secuestro exprés la mayor cantidad de información la obtienen los captores de la propia víctima, primero por su estatus aparente (vehículo, zona en la que transita, apariencia) y luego por fuente directa (interrogatorio, revisándole la cartera, hablando con familiares en el momento de la negociación). A partir de allí se establece cuánto se puede obtener por el rescate. El grueso de la información con la que cuenta la banda se la dieron las propias víctimas, es decir, el secuestrado y la familia.
En el secuestro exprés, el concepto de “oportunidad” tiene mucho que ver
Un delito de oportunidad es aquél que se ejecuta aprovechando las ventajas que la situación y la persona ofrecen en el momento. Puede tener cierto grado de planificación, pero generalmente no pasa de un modo de operar, es decir, cierto acuerdo de coordinación básica entre los miembros de la banda.
En este tipo de situaciones la banda merodea por una zona esperando que se presente la oportunidad. Al igual que en un atraco, se trata de encontrar la mejor opción entre posibles víctimas. Se trabaja con el momento y lo que ofrezca.
Como en todo delito de oportunidad, deben darse condiciones para que un secuestro exprés pueda efectuarse. Analice por un momento los escenarios más comunes de secuestro exprés en el país y trate de identificar las constantes en todas las situaciones:
- Intercepción de vehículos: el carro es interceptado por dos o más vehículos, generalmente le cierran el paso.
- Suplantación o complicidad de autoridad: La víctima es detenida por supuestos funcionarios. Ejemplo: alcabalas falsas, simulación de procedimientos.
- Señuelos: trampas que se le colocan a la víctima haciéndola creer que se trata de una situación inofensiva. Ejemplos: simulación de accidentes donde hay víctimas pidiendo ayuda, abordaje de mujeres atractivas, etc.
Ahora vea los lugares más comunes donde se ejecutan los secuestros exprés:
- Calles y vías solitarias
- Urbanizaciones
- Alrededor de centros comerciales, bancos y comercios
- Alrededor de sitios de esparcimiento
Sume ahora el siguiente dato: la mayoría de las veces la víctima es retenida en su propio vehículo o trasladada a un sitio temporal mientras se negocia con la persona.
¿Encontró las contantes que hacen posible al secuestro exprés? Si no lo hizo, siga leyendo.
Primera contante: la víctima que paga
La primera constante en todo delito es la víctima y las características que ella ofrezca. En el caso del secuestro, si lo seleccionaron significa que en ese momento era usted la mejor opción entre los elegibles. Bien sea porque usted era la única persona en el sitio o, peor aún, la que aparentemente ofrecía más.
Dado que es un delito de oportunidad, la banda debe estimar cuánto puede usted pagar. Algunas formas de saberlo son las siguientes:
- Su apariencia en general: fisionomía, lenguaje corporal, vestimenta, prendas. Todo lo que lleve encima que hable de su estatus.
- Su vehículo
- La zona en la que esté. La mayoría de las personas no salen de los 10 km a la redonda de sus sitios de vivienda o trabajo. Dependiendo de donde usted se mueva, se puede estimar su estatus económico. No es de extrañar que muchos secuestros ocurran cerca de centros comerciales, automercados, residencias y locales nocturnos lujosos.
- Lo que gaste o el dinero que exhiba en la zona en la que esté: compras, pagos, uso de telecajeros…
Ahora bien, algo que debe entender es que la estimación no sólo se hace mirándolo a usted, sino también comparándolo con el resto de las opciones. Se trata de saber quién paga más. Su valor como botín no depende únicamente de lo que tenga encima, sino de qué tan caro sea en comparación a la gente que tenga al lado. Si usted quiere saber si es el mejor botín, pues mire a las personas a su alrededor y compárese.
Segunda constante: Soledad
Una condición para que un secuestro se cumpla es que debe garantizarse una captura limpia, es decir, minimizar la probabilidad de que la víctima o la gente en el sitio frustren el intento. Nadie lo va a secuestrar en medio de una plaza llena de gente, porque cualquier persona, sobre todo la policía, se va a meter o al menos armar un escándalo.
Pero el concepto de soledad en seguridad es escurridizo. Para nosotros soledad no necesariamente implica ausencia de personas. Para nosotros un sitio solitario es aquél donde no hay nadie en disposición y capacidad de meterse para frustrar el intento.
Piense un momento en los secuestros cerca de la casa o en estacionamientos. Generalmente son zonas solitarias, pero aún con personas, el que alguien pase de ser testigo a protagonista en su defensa requiere de dos cosas simultáneamente:
- Que la persona esté dispuesta a arriesgarse por usted. Esto sólo es posible si hay lazos afectivos (familia, amistad) o lazos profesionales (escoltas, policías, etc).
- Que la persona tenga capacidad de hacer algo para frustrar el intento. Es decir, ejecutar alguna acción que impida la captura. Esto no incluye llamar a la policía una vez que se lo llevaron, ya que el hecho se consumó.
La soledad también tiene que ver con quién y cuántos lo acompañen. Un secuestro exprés de más de dos personas complica enormemente la retención. Sin embargo, si sus acompañantes son un bebé y un anciano, estas personas suman a su soledad, no la resuelven ya que son limitaciones a la hora de actuar.
Tercera constante: movilidad
La movilidad toca dos puntos esenciales:
Que la banda pueda entrar y salir de la zona: nadie lo va a secuestrar en la autopista a las 5 pm un día laboral. Si a usted se lo llevan la primera preocupación va a ser irse del lugar por el riesgo de que alguien haya llamado a la policía. Luego necesitan retenerlo en un carro que se mueva o llegar con usted a algún sitio. Esto implica que debe haber condiciones de tráfico que lo permitan.
Esto se corrobora cuando miramos las horas (temprano en la mañana, de noche, o a final de tarde en fines de semana) y los sitios donde generalmente saltan los secuestros (caminos verdes, zonas residenciales, caminerías y zonas de trote). Horas y zonas en las que el tráfico tiende a ser bajo.
Que usted no tenga espacio para maniobrar: Dado que el vehículo es un factor para determinar estatus económico, muchos secuestros exprés suceden en torno a ellos. Si a usted le van a interceptar su vehículo, lo primero que hace falta es que la calle sea suficientemente estrecha como para que usted no pueda escaparse. No es casualidad que muchas capturas se hagan en caminos verdes, calles estrechas o de pocos canales, en las cuales sólo hacen falta dos vehículos para detenerlo.
Incluso a pie, generalmente vemos que la víctima es abordada en momentos puntuales como abriendo el carro, guardando cosas en él o entrando a su casa. Momentos en los que su posición en el entorno no le deja margen ni tiempo para correr.
Conciencia situacional, la primera vacuna contra el secuestro exprés
Generalmente, cuando se dan consejos sobre cómo prevenir un secuestro la mayoría de las veces se ofrecen mil tips de seguridad sobre cómo actuar. Nosotros preferimos ofrecerle uno solo: aprenda a verlo venir.
La improvisación es la enemiga de su seguridad personal. Si usted es capaz de saber cuándo reúne las tres variables para un secuestro: víctima que paga, soledad y movilidad, puede planificar y hacer dos cosas:
- Evitar la situación (no ir al sitio) o al menos tener un plan para minimizar la probabilidad de que le ocurra: bajar su valor como botín, minimizar el tiempo de permanencia, hacerse acompañar, etc.
- Reaccionar a señales de riesgo de forma temprana. Al saber que está en una situación que lo expone, tendrá la malicia de desconfiar de situaciones sospechosas que el que no es consciente tal vez ignore.
Para ello tener consciencia situacional es fundamental. Esto significa simplemente detenerse a pensar en qué se va a meter antes de meterse. Antes de ir a un lugar, la mayoría de las personas sólo piensa en dos cosas:
- Por dónde se van (ruta y tráfico)
- Dónde se estacionan
Nosotros sugerimos otras preguntas:
- ¿Exactamente qué voy a hacer allí y qué riesgos implica?
- ¿El sitio al que voy, incluyendo zonas aledañas por las que pienso transitar, reúne las características para un secuestro? Soledad, movilidad
- ¿A la hora que voy el sitio es solitario? ¿Con quién voy?
- ¿Dónde pienso estacionarme o esperar a que me busquen y qué riesgos tiene?
- ¿En relación a las otras personas de la zona seré yo el más llamativo o la única opción disponible?
- Si veo algo que no me gusta ¿Hay cerca algún sitio donde hayan personas en capacidad y disposición de ayudarme al que pueda ir rápidamente?
La mejor manera de no caer en un secuestro exprés es evitar en lo posible las variables que lo construyen, es decir, simplemente no estar allí. Pero si ya está en situaciones que lo hacen posible, la mejor manera de frustrarlo es cuando nota que hay gente que le puso el ojo encima, momento en el que debería irse a un sitio seguro. A partir de allí suceden otras fases como aproximación a usted y abordaje en las cuales las cosas se van a poner violentas y peligrosas.
Su mayor probabilidad de éxito es actuar a tiempo y para ello lo mejor es detenerse a pensar antes de meterse en la boca del lobo. Le va a permitir evitarlo o al menos verlo venir.
La lista de errores de Sergio: cuando la falta de conciencia situacional pasa factura
- No pensar en que la hora es solitaria y de bajo tráfico, dos condiciones importantes para el secuestro que pudieron haberse evitado saliendo más temprano.
- Ir a sitios que son cotos de caza de los secuestradores como cines y restaurantes sin fijarse si lo siguen al salir.
- Elegir caminos donde pierde capacidad de maniobra.
- Desechar señales de peligro como los vehículos que lo siguen y el que lo pasa. Al no ser capaz de prever lo que le podía suceder, no se dio cuenta de que lo estaban cazando. De hecho hasta el final siguió pensando que fue un choque.
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