Planificar la seguridad en el hogar es un poco más complejo que correr a gastar en candados, requiere cierta matriz de análisis que permita establecer debilidades y correctivos.
Decía la invitación:
“La junta de condominio convoca a una asamblea extraordinaria el día jueves 4 de marzo a las 8:00 pm. Asunto a tratar: ola de robos en la zona”.
Esa semana no había sido fácil; el lunes se llevaron un carro, el miércoles por la noche se metieron en casa de unos viejitos dejándolos amarrados en su cuarto y desde hacía días los vecinos comentaban asustados que un vehículo extraño rondaba la zona.
Esa noche del jueves la reunión estaba a reventar. A pesar del típico desorden de las reuniones de vecinos y las intervenciones fuera de orden, para las 10:00 de la noche ya había algunos acuerdos:
- Nombrar una comisión de seguridad que abra un proceso de licitación para contratar una empresa de vigilancia y hacer un estudio de la zona. Los voluntarios debían postularse por email.
- Redactar y publicar las normas de seguridad del edificio, entre las que destacaba mantener la puerta que da a la calle cerrada con llave. Todos podían hacer una lista con sugerencias y mandarla por correo a la junta.
- Nombrar una comisión de enlace con la policía municipal.
- Pedir presupuesto para cambiar todas las cerraduras de las áreas comunes del edificio.
Pero el pico de angustia duró hasta el domingo. Para el lunes todavía no llegaba ningún mensaje al buzón de la junta de condominio y nadie se comprometía a buscar los dichosos presupuestos. Falta de tiempo, argumentaron muchos.
Dos semanas después una banda secuestró al conserje del edificio y se dedicó a capturar a los despistados vecinos que llegaban, llevarlos bajo amenaza a su apartamento y obligarlos a entregarles las llaves de sus casas. Ese día se desvalijaron cuatro apartamentos.
Esa vez la reunión se convocó para el día siguiente en la noche, comenzaba otra vuelta entre los Valles de Apatía y los Picos de Angustia…
Más que poner un candado
Uno de los problemas más comunes a la hora de mejorar la seguridad en el hogar es que generalmente hacemos algo una vez que pasamos un susto.
Generalmente el tamaño de las medidas es proporcional al tamaño del susto y terminan incluyendo un repertorio de productos como cercas, alarmas, faros, armas y una dosis de paranoia.
Para que se haga una idea, un plan de seguridad contempla tres tipos de medidas:
Medidas preventivas: Generalmente es todo lo que hace para que no le sucedan las cosas. Aquí van desde aquellos mecanismos y procedimientos que; dificulten el acceso a información que sirva para planificar una acción delictiva; haga complicado a personas extrañas el acceder a los habitantes y los sectores por los que deambulan; permita detectar de forma temprana cualquier intento de intrusión, entre otras.
Medidas disuasivas: Va en línea con las acciones preventivas y son aquellos mecanismos y procedimientos visibles al delincuente que puedan hacerlo desistir. Básicamente le envían el mensaje: “Muy complicado”.
Medidas Reactivas: Son los planes B. Lo que se va a hacer en caso de que sucedan las cosas.
El concepto de los tres pilares (Prevención – Disuasión – Reacción) arropa todas las medidas que se tomen, las cuales se reparten en anillos de seguridad.
Consejo #1: Hágase a la idea de que el hogar no es inviolable ni santo para gente con malas intenciones
Si quiere mejorar la seguridad en el hogar, acepte que hay gente peligrosa afuera y mucha de ella sabe que tiene más probabilidades de éxito atacando a las personas en su casa. Allí no sólo hay objetos de valor sino personas que usted aprecia y por las que está dispuesta a pagar un rescate.
Mientras más rápido acepte esta idea mejor será su determinación para motivar a otros y acabar con los valles de apatía que mencionábamos arriba. Como valor añadido entenderá una realidad muy incómoda: Uno de los momentos más vulnerables en su día cotidiano es cuando entra y sale de su casa. Esto se debe a varias razones:
- El momento es atractivo al delincuente.
- La mayoría de las personas están en posiciones en las que se le dificulta la huida.
- El nivel de atención tiende a ser bajo.
- El nivel de ingenuidad es alto. Dado que no atracan a la gente todos los días, en los residentes tiende a instalarse la idea de que “la zona es tranquila” ya que casi nunca pasa nada, exponiéndose innecesariamente.
Consejo # 2: Conozca a sus vecinos
El primer sistema de alerta temprana es un par de ojos pendientes de su entorno. Si ese par de ojos son amigables con usted entonces se ganó un aliado. Si hay confianza, puede acordar con sus vecinos un sistema mutuo de vigilancia que les permita alertarse entre ustedes la presencia de personas sospechosas, además de monitorear el hogar cuando se quede solo.
Los vecinos amistosos son buenos para vigilarse mutuamente si vive en casa y debe llegar a abrir un portón, además de ayudar en momentos de emergencia. Adicionalmente, son los que le permitirán arrancar iniciativas organizadas de seguridad para su zona, convirtiéndose en un potente recurso para mejorar la seguridad en el hogar. Recuerde que su casa es tan segura como el sector en la que está.
Consejo # 3: Sea exigente y fastidioso con su empresa de vigilancia
Al habar de seguridad en el hogar se piensa mucho en el criterio de selección para una empresa de vigilancia, pero muy poco de cómo debe ser manejada la relación una vez firmado el contrato. La eficacia de la vigilancia es una responsabilidad de dos sentidos: de la empresa que presta el servicio al enviar al personal puntualmente y de los vecinos, al exigir que se cumpla con el trabajo.
Muchas veces escuchamos entre vecinos chistes de cómo el vigilante se queda dormido en las guardias y le pegan un susto, o cómo es fanático de las telenovelas y no se desconecta del televisor. La gracia de las anécdotas dura hasta que sucede algo en la residencia.
Exija que el vigilante haga lo que se supone que es su trabajo: vigilar y reportar. Quéjese al supervisor y al representante de la empresa en caso de que no cumpla. Haga valer sus derechos como consumidor. El día en que sea permisivo permitirá que se instalen conductas aberrantes que terminarán por facilitar la agresión a su casa.
Consejo # 4: Mejore los sistemas de acceso a su casa o edificio
No sirve de nada que tenga la mejor cerradura del mundo si el muro que da al jardín se puede saltar sin mayor esfuerzo. De la misma forma, de nada sirve la espectacular cámara de video que graba su acceso a la casa si abrir el portón es una operación lenta y engorrosa. Bueno, sirve para que lo grabe mientas lo secuestran…
Consejo # 5: Tenga una alarma en casa
Nada peor que despertarse en la noche por un ruido extraño y no saber si es un familiar con insomnio o un ladrón en la sala. Generalmente ante ruidos extraños la mayoría de las personas hace algo muy peligroso: salir a ver qué pasa.
La mala noticia es que por lo general esperar a confirmar si el ruido es señal de peligro nos arriesga a enterarnos cuando ya sea demasiado tarde. Es para eso que existen las alarmas.
Si hay una alarma en casa y suena no hay lugar a dudas: hay una irrupción en la casa y todo el mundo debe seguir el plan, lo que nos lleva al siguiente consejo.
Consejo # 6: Tenga planes diseñados
Invertimos buena parte de nuestras vidas planificando cosas: eventos familiares, carreras profesionales, viajes e incluso planes de salud, pero muy poco a situaciones incómodas y desagradables como una falla de seguridad en el hogar.
Los planes se pueden dividir en dos bloques: los preventivos y los reactivos. Los primeros se refieren a aquellos hábitos y normas que todo miembro de la familia debe observar y que pueden abarcar cosas como:
- Control de información
- Manejo de empleados domésticos
- Procedimientos de llegada y salida de la casa
- Rutinas de chequeo de puertas y ventanas en la noche
El segundo bloque se refiere a qué va a hacer la familia en caso de emergencia. Improvisar en una situación como la captura de un familiar a la entrada de la casa o la irrupción de delincuentes, es una receta para el desastre y pocas veces sale bien. Cada miembro de la familia debe saber qué hacer cuando el lobo llega a la puerta.
Un último consejo: perros y armas en casa
La combinación de un enorme perro y una gran arma tiende a ser un binomio común para quienes consideran la defensa dentro de los planes de seguridad en el hogar. Lo importante es saber que ambas cosas deben tratarse con cuidado y entrenamiento.
La elección del perro para la protección del hogar debe basarse en varios atributos como:
- Las capacidades y disposiciones reales de la familia para mantener al animal en buenas condiciones. Un perro maltratado es un animal agresivo, incluso con su familia.
- La capacidad física de la familia para manejar al animal
- El carácter del perro. Generalmente no se buscan “perros bravos” sino equilibrados y capaces de obedecer.
Incluir dentro del grupo familiar un perro grande que cumpla labores de vigilancia implica tratarlo como algo más que una mascota, el animal necesariamente debe ser entrenado en defensa, al igual que sus dueños.
Bien sea que tenga un enano bullicioso o un gigante aterrador, un perro entrenado se transforma en un miembro más del equipo familiar para superar crisis.
Con las armas los que deben ser entrenados son las personas que las usarán. Con mucha frecuencia conocemos gente que tienen armas en casa con un muy bajo nivel de preparación. La excusa para no tomarse en serio el entrenamiento es que el arma no se porta diariamente, sino que se tiene para “seguridad en la casa”.
“Seguridad de la casa” implica que esa arma deberá sacarla y manipularla de forma eficaz en una emergencia, probablemente en estados de nerviosismo extremadamente altos, en espacios cerrados donde hay seres queridos mezclados con enemigos y probablemente en condiciones de baja iluminación. Nada más complicado y aterrador.
No espere a que suceda para empezar
Comenzar a ver la casa como un punto vulnerable que se debe reforzar no es una tarea que deba postergar. Recuerde que lo que se juega no son pertenencias, sino la vida de su familia. Mantenga a su gente protegida, entrénala para responder y tome las medidas que necesite.
Sin embargo, antes de empezar a comprar toda la gama de artilugios de seguridad que existen hágase asesorar. El mercado de dispositivos de seguridad es lo suficientemente grande como para sentirse ignorante en la materia con sólo acercarse a ver qué existe. A veces, la opinión experta le ahorra dinero y sustos.