Quizás suene extraño para algunos, pero lo que busca el delincuente primero es información y una de las cosas que lo hace bueno es su capacidad para levantarla.
Desde la sofisticación de secuestradores profesionales, pasando por la practicidad de un
delincuente común hasta la habilidad de un acosador, todos dependen de la información que manejen acerca de su victima potencial. Lo triste es que en la mayoría de los casos es ella misma o alguien de su entorno quien se la ofrece sin darse cuenta.
Aprender a proteger nuestra información es mucho más que cuidar la clave del telecajero,
cambiar la contraseña de la banca en línea o esconder las joyas de la muchacha de servicio. Entender lo que busca el delincuente es una tarea necesaria.
Cuidar la información que mandamos llega a ser un arte entre personas de alto riesgo y
mucho de lo que hacen – o deberían hacer – funciona para todos. Pero la capacidad de
construir el hábito de no decir tantas cosas a la calle pasa por entender qué tipo de
información necesita el delincuente.
La información genérica que le damos al delincuente
Mire por un momento su casa y las cosas que hay en ella. Fíjese en su carro, la ropa que usa,
el tipo de corte de pelo y las prendas que carga durante el día.
Piense por un momento en sus rutinas diarias: horarios, las rutas por las que transita, quién lo acompaña y los sitios que frecuenta.
Piense ahora en sus pequeñas costumbres: cómo sale y entra a su casa, dónde se estaciona y cómo aborda el carro, qué hace cuando atiende una llamada por celular en la calle, la manera en que camina, mira a otras personas o habla con ellas, cuánto dinero saca de un telecajero o cómo paga sus pequeñas compras.
La rutina diaria dice mucho sobre nosotros, entre otras cosas qué tan apetecible es como víctima. Esto es algo que busca el delincuente. No podemos evitar enviar información a la calle, pero sí podemos controlarla si sabemos cuáles son los datos que hay que cuidar
Lo que busca el delincuente común
Por hampa común se definen los atracadores y delincuentes dedicados al secuestro exprés, entre otros. Una de las características comunes de estas modalidades delictivas es que en la mayoría de los casos no se tiene información previa de la víctima.
Esta clase de delincuente busca “pescar” lo que consiga. Como no saben quién es usted,
levantan información a través de lo que proyecte estando en la calle. Algunas de las cosas
que se evalúan son las siguientes:
Estatus aparente: Cuánto vale lo que lleva encima en relación al resto de las personas en el lugar. Esto incluye el tipo de vehículo que maneja -86% de la selección en los secuestros exprés se basa en el tipo de carro- y lo que lleva en él.
El estatus también se define por el lenguaje corporal: forma de caminar, gestos y modo de hablar identifican fácilmente el estatus social de una persona.
Nivel de atención al entorno: la facilidad para aproximarse a la víctima es crucial, en toda acción violenta de calle la sorpresa es el 50% del éxito.
Vulnerabilidad: Qué tan fácil sería para usted frustrar la acción de los delincuentes ¿Puede huir? ¿Defenderse? ¿Obtener ayuda?
La historia de Mariana: no dijo nada pero lo contó todo
Durante una conferencia en empresa del país conocimos a Mariana y su esposo, el Presidente de la compañía, y su anécdota sirve para entender cómo se proyecta información.
Mariana es un a mujer de 45 años perteneciente a una familia de excelente estatus financiero. Alta, pelo amarillo muy bien cuidado. Madre devota de tres hijos pero con una apariencia física que envidiarían muchachas de 25 años gracias a horas de gimnasio, masajes y dieta. Es educada al hablar, cortés en su trato y de movimientos suaves gracias a los años que dedicó al ballet en su juventud.
Un día Mariana necesitó ir al centro de ciudad a resolver un problema con su pasaporte. Un viaje próximo a Miami le volvió impostergable la visita a la Dirección de Extranjería
que había estado evadiendo hasta entonces. Consiente de los riesgos, deja las
joyas en casa, se pone un pantalón de lycra de los que usa en el gimnasio, una franela
sencilla, zapatos de goma y un koala.
No pierde tiempo en su diligencia, deja el carro 3 cuadras más atrás en un estacionamiento
privado y se dirige con paso firme a su destino. Entra y sale rápido. No le gusta el sitio y
sólo respira cuando, al fin, está de vuelta en su carro pagando para irse mientras llama a su
esposo para decirle que tiene que volver otro día porque hoy no la pueden atender.
Dos cuadras más adelante le tiraron un tour millonario…
“Todavía no entiendo por qué me seleccionaron. No hice nada que me expusiera”, dijo durante la conferencia.
Para demostrarle el punto, llamamos a la señora que limpia el lugar y le pedimos a ambas que hicieran la siguiente tarea:
-Por favor, cada una agarre un vaso con agua, tráiganmelo y pregúntenme si tengo sed.
A diferencia de la señora de servicio – fastidiada y extrañada por la petición – , la elegante gestualidad de Mariana saltaba a la vista. Obviamente no actuaba como el común de las personas que deambulan por el centro de Caracas.
Luego le preguntamos sobre su ropa:
- Lycra Speedo, comprada en Miami
- Franela Reebok, de las originales
- Zapatos deportivos Nike Air
- Lentes y celular Dolce&Gabanna
- Koala de montañismo, comprado en la misma tienda en Miami
Quizás en una cena de gala la apariencia de Mariana no fuera particularmente ostentosa,
pero el sitio en el que estaba saltaba a la vista quién era ella.
Para finalizar, le preguntamos qué dijo en la ONIDEX: “que necesitaba urgente el pasaporte
porque salía en menos de un mes a Miami”…
Lo que realmente dijo Mariana a gritos: “Ando sola, no estoy acostumbrada a este sitio ni
lo conozco bien, tengo dinero y estoy realmente asustada de estar aquí”. Exactamente lo que busca el delincuente para tomar una decisión.
La “Entrevista” con un delincuente
Lo decimos mucho en las charlas y quizás le haya pasado algunas de estas situaciones con
desconocidos:
- Alguien se le queda mirando fijamente
- Alguien se le acerca a preguntar o pedirle algo sin necesidad evidente de necesitarlo
- Alguien que camina hacia usted hace todo lo contrario de la gente decente: sigue
caminando sin cambiar la dirección para que sea usted quien se aparte
Muchas veces son eventos casuales sin importancia. En otras son “entrevistas” en las que el delincuente busca levantar ciertas informaciones:
- Nivel de atención al entorno
- Nivel de desconfianza con extraños
- Seguridad y confianza al interactuar
Dependiendo de cómo salga en esa entrevista, muchos delincuentes establecen quién es usted y qué tan victimizable es.
La entrevista es un proceso humano que realizamos siempre que vamos a interactuar con una persona y necesitamos saber cómo puede reaccionar.
Piense en la atención que le presta a su interlocutor cuando va a darle una mala noticia, la discusión airada o, por el contrario, esa primera conversación melosa que tiene con la pareja de sus sueños.
Muchas de esas interacciones hablan también de su capacidad para no dejarse someter.
Piense en las conclusiones evidentes a las que llegará un desconocido potencialmente
peligroso en los siguientes casos:
Nivel de atención al entorno: Un desconocido se le aproxima a pedirle dinero mientras está
entretenido hablando por el celular. No lo nota hasta que está a menos de un metro de
distancia.
Nivel de desconfianza con extraños: Montada en un autobús lleno de gente, nota a alguien
detrás de usted. Voltea y mira a la persona, siente que debe colocar su cartera al frente para tenerla más protegida pero no lo hace para no parecer desconfiada.
Seguridad y confianza al interactuar: Mientras está en la calle un desconocido camina
hacia usted, lo mira fijamente y no hace ningún gesto que indique que se va a apartar. Usted
evita mirarlo y sigue caminando en la misma dirección por temor a molestarlo.
Mire de vuelta a la gente que lo mira, aprenderá mucho… Y dará un mensaje muy poderos.
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